martes, 23 de febrero de 2010

No sólo a Björk le gusta Arvo Pär

Mi opinión para el blog en el que colaboro... "La exquisita ignorancia" http://www.ladesadeldese.blogspot.com/


El cine en lo personal, mueve fibras en mí que desconocía, bien dice Lorenzo Vilomes que “Las definiciones de la imagen fílmica están íntimamente relacionados con su función expresiva o comunicativa”, que recuerda la frase popular “una imagen dice más que mil palabras”.

En el largometraje “Japón”, ópera prima del Director Carlos Reygadas, las escenas evocan a cierta inquietud, perturbadoras, que dirigen hacia un lugar desconocido, pero bellamente logrado. En un lugar que deja hacer notar que la ciudad ha desaparecido del plano con la ayuda de una cámara fija, que mira hacia adelante, dejando ver a un personaje sobrio, delgado, con el peso invisible de su propia existencia que arrastra cuando renquea, con un objetivo en mente, que se mantiene presente conforme se desarrollan las escenas, mismas que son de gran duración logrando conmocionar lo suficiente al alma del espectador, al menos a la propia, puesto que recrean realidades momentáneas que se mantienen perpetuas en la mente, alcanzando la hermosura de la misma simplicidad del paisaje, o del tosco, y habitual rostro humano. Un tema central no lo hay, a mi parecer, pero el objetivo se platea y desarrolla conforme se traza el camino marcado.

Por su parte, Gus Van Sant (director estadounidense) en su largometraje “Elephant”, que si bien, no comparte realidad o fundamento con “Japón” evoca formas visuales parecidas, escenas largas, que dejan al espectador mirar lo suficiente, hasta llegar a detalles que vislumbran y perforan hasta socavar con la banalidad aparente de un acontecer común. El director Gus Van Sant, gusta de hacer retrocesos conforme se avanza en la trama, y me parece que lo hace, para enaltecer y mirar de diferentes perspectivas un mismo ángulo, un acontecer.

Sin adentrar en las tramas respectivas de cada película, Carlos Reygadas por su parte, en los largometrajes Japón, Batallas en el Cielo y Luz Silenciosa, y Gus Van Sant en Elephant, Gerry y Paranoid Park, hacen de maneras diferentes, pero en la misma línea, bien lograda, poner a la música como pilar esencial en la elaboración del acontecer dentro del filme, de un todo. A base de largos planos secuenciales y enormes trayectos circulares, o de planos fijos de unos personajes hieráticos o de una cámara nerviosa que se mueve con la confusión de su confuso personaje, retoman ambos, la complejidad y grandeza de la misma música.

Reygadas en una entrevista, menciona que “El cine es como la música, en el sentido de que lo que cuenta es la emoción que se va desprendiendo en cada momento de lo que ves y lo que escuchas, y donde las cadencias y la unificación de un universo es lo que para mí, es el objetivo principal, donde la historia es una especie de alambrado y estructura central que es necesaria”. Y es que, la música misma se contrapone, es el caso de Batallas en el cielo, donde John Tavener, engrandece escenas, con ayuda de notas logradas por una trompeta que recuerdan a México, y contrapone otras, provocando aflicción y al mismo tiempo divinidad con una serie de cuerdas, logrando una melodía en equilibrio, donde el cello surge de los violines por un momento para retomar su lugar en segundo plano, juegos musicales que mueven a la escena hacia la dirección precisa. Música barroca, donde se hace claro uso del clavecín.

A modo de ejemplo: en una escena en una gasolinera, misma que si no fue planeada, curiosamente, nos recuerda el fundamento principal del barroco, donde convergen formas carnales purificándose hasta lo majestuoso, fundamento relevante en Batallas, relación entre lo feo y bello. Pulso continuo que era una base armónica que se presentaba durante toda la pieza, es decir, estructuras bien definidas en las que se hacen grupos de notas que se van combinando entre ellas, que pertenecían bien, al objetivo del director.

Por su parte Gus Van Sant, maneja una escena en “Elephant” con un adolescente interpretando Für Elise de Beethoven, mismo que vive atormentado bajo una realidad norteamericana juvenil de violencia y hostigamiento; burlas y decadencia, el mismo Beethoven, quien a mi parecer, manifiesta esperanza en su obra, empero en particular en ésta pieza lleva gradualmente al oyente a un nuevo plano, que asciende conforme lo hacen las notas, para bajar de nuevo y acelerar el paso, jugando con la imaginación y el sentido.

La conexión entre ambos directores y sus obras fílmicas las encontré de manera espontánea y un tanto despistada, y es que ambos hacen uso de la obra del compositor estonio Arvo Pärt. En Japón bajo una escena final apocalíptica, se escucha el Cantus in memory of Benjamin Britten, con unos violines que traspasan la piel, y mueven las fibras más profundas de lo humano, y recuerdan la mortalidad, perfecta para la ocasión; mientras que en Gerry se inicia con Spiegel im Spiegel, por el camino de una carretera casi desértica, con un sol golpeando directo a los ojos del espectador, la melodía funge como factor que establece, al menos en lo personal, un sentimiento de nostalgia y profundo reconocimiento del universo en su explosión infinita, un sentimiento abrumador, pero al mismo tiempo cargado de esperanza; de “eso” que me falta para la realización del espíritu.

Es ahí donde convergen ambos directores, creo, que el colocar obras como la de Pärt, quien experimentó una profunda crisis personal, que comenzó a interesarse por la religión y se unió a la Iglesia Ortodoxa Rusa después de declararse como Agnóstico lo que quizás indica que su crisis era parcialmente espiritual en el fondo, y no sólo musical; forma parte de carácter del largometraje, pues, las composiciones están cargadas de gran fundamento espiritual, del choque entre lo humano y lo que compete a dios; sin importar cuál sea, es en el espíritu dónde conviven las formas más perversas y gloriosas que hace al hombre entrar en conflicto, y en la búsqueda de la vida misma.

Es en el cine, dónde el arte, funge como forma perversa de distinción, dando diferentes miradas, proponiendo diferentes formas y fondos, encareciendo o enalteciendo escenas que se van presentando. Dice Carlos Dámaso, al introducir el análisis cinematográfico de Horacio Quiroga que “La diferencia con el teatro se da también porque los actores de este arte realizan su actuación ante un público presente, mientras que en el cine se lo hace ante un público digamos, en ausencia, diferido, por lo que se puede llegar a ser más natural y semejante a una experiencia del ámbito de la realidad”. Es lo que logra desprender el personaje de sí, no la misma actuación, sino la escencia, situación que también comparten ambos directores, pues han tomado la decisión de recurrir a actores que no tienen el título de “profesionales” para crear una esfera verosímil en torno a la historia.

De ésta manera, se encuentran enlaces en directores, que se encuentran inmersos en diferentes realidades, y que deciden, a su vez retratar otras, para satisfacer a si mismos y al espectador, que si bien no logran hacerlo con todos, se llega al cometido personal. Es ante “La llamada globalización de la economía mundial que cambió la idea de la composición cinematográfica”, menciona García Riera, y tiene razón al considerarlo, pues ahora se cuenta con diferentes gamas de colores por combinar, perspectivas por vislumbrar, técnicas por adoptar, mejorar y compartir, casos como el de Reygadas, o el de Van Sant, que ven al cine como la composición efectiva de un todo, la suma de la fotografía, de la luz, de la música, del movimiento de la cámara misma que hacen al cine un arte completo, en el sentido más amplio de la palabra.

Ya que ha sido comprobado que existen más artistas, además de Björk, que gustan de tomar como fuente de inspiración a la obra de Pärt les dejo aquí una entrevista realizada en 1991 por parte de la islandesa.



Bibliografía
1.Cien años de cine, historia del cine en cien películas
Vollumen 5 1977-1995 Artículo de consumo masivo y arte
Compiladores Werner Faulstich/Helmut Korte
Siglo veintiuno editores, Madrid España 1999.
2.Emilio García Riera, Breve historia del cine mexicano Primer siglo 1897-1997
Ediciones Mapa, Conaculta, México DF, 1998.
3.La lectura de la imagen, prensa, cine y televisión Lorenzo Vilvhes Paidós Comunicación Barcelona 1984.
4.Horacio Quiroga, Arte y lenguaje del cine, Editorial Losada, Buenos Aires 1997.
5.El cine actual. Desafío y pasión, Jorge Ayala Blanco, Océano editoriales, México df 2003.Cine independiente norteamericano, Universidad autónoma de puebla, Fernando Osorio, puebla 1985

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