martes, 8 de junio de 2010

La sutileza del morbo en las manos del Conde de Lautreamont

Para el blog en el que colaboro: http://www.ladesadeldese.blogspot.com/

No es que disfrute ver a un animal morir; pero no puedo evitar mirar cuando un pájaro herido intenta a toda costa salvar su vida entre los coches que pasan contundentemente sobre el asfalto. Confieso que a pesar del discurso y las miradas con que juzgan las personas cercanas a mí; no deja de intrigarme el sufrimiento y el pesar.

Esto no quiere decir que disfrute del asesinato, por el contrario sólo refleja mi curiosidad por el estertor agonizante del lecho de muerte; por el miedo en la mirada de aquel ser vivo que se encuentra con la muerte; por la intriga que provoca en mí la misma y la "maldad" que rodea a aquellos que llevan a cabo el acto de asesinar.

Y por casualidad (y recomendación de un profesor al que estimo) fui a toparme con un autor que sació mi curiosidad ¿cómo es que un hombre cuya vida parece ser la más normal termina escribiendo tales cosas tan retorcidas?

Isidore Lucien Ducasse o mejor conocido como "Conde de Lautreamont" fue hijo de un diplomático francés asignado al consulado de Francia en Montevideo, se dice que muere a los 24 años pero no se saba nada con seguridad.


Lautreamount declaró: "
Mi poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura"

Los cantos de Maldoror es su obra más conocida, una verdadera obra maestra a mi parecer. Desde la primera página el autor advierte: " Ruego al cielo que el lector animado y momentáneamente tan feroz como lo que lee, encuentre, sin desorientarse, su camino abrupto y salvaje, a través de las desoladas ciénegas de estas páginas sombrías y llenas de veneno, pues, a no ser que aporte a su lectura una lógica rigurosa y una tensión espiritual semejante al menos a su desconfianza, las emanaciones mortales de este libro impregnarán su alma lo mismo que hace el agua con el azúcar."

De igual manera que el autor advierte, yo también lo hago al afirmar que los cantos de Maldoror no es una obra sencilla de leer, que como lectores se toparán con trabas importantes y muchos retos, seguro necesitaran un diccionario a la mano; pero una vez que agarren el ritmo de la lectura la imaginación despega; aunque si usted tiene el estómago blando y carece de un sentido crítico hacia la inevitable fatalidad del ser humano y la dualidad de la celestialidad aléjese rotúndamente del libro. Si su lectura gira en torno a Paulo Coelho o de Gabriel Ga
rcía Márquez y ahí se siente en su "zona plena intelectual" entonces no hay más; no busque entre las páginas de la obra de Lautreamont pues podría encontrarse con esto: "Hay que dejarse crecer las uñas durante quince días.¡ Oh, qué dulzura entonces arrancar brutalmente de su lecho a un niño que aún no tiene nada sobre su labio superior, y con los ojos muy abiertos, hacer el simulacro de pasar suavemente la mano por la frente, inclinando hacia atrás sus hermosos cabellos! Después, súbitamente, en el momento en que menos lo espera, hundir las largas uñas en su tierno pecho, de manera que no muera......."

Si a usted le gusta la tan afamada película "Saw" hágase un favor y póngase a leer este libro, seguro su morbo será alimentado de mejor manera.


Hierinymus Bosch "El Jardín de las delicias"

Para sorpresa mia, el conde de Lautreamont fue fuente de inspiración para pintores como Bosch y Dalí perversos y sutiles surrealistas. Y como dato curioso (y un tanto perturbante) la artista neoyorkina Shishaldin solicitó al gobierno de Francia casarse póstumamente con Lautreamount.

Y yo que pensaba que el más raro era el Conde....

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